martes, 23 de noviembre de 2010

Arcade Fire - Palacio de los Deportes, Madrid, 20/11/2010

Si eres de los que ya condenan a Arcade fire por llenar hasta la bandera grandes recintos, por salir en las noticias, y por hacer enloquecer a miles de aficionados hasta el punto de entonar cualquier melodía que sale de sus conciertos no sigas leyendo estas lineas. No vamos a entendernos y el debate podría ser eterno. Limitate a cambiar de página por que lo que vas a leer no te va a gustar. Será que yo no soy lo sufientemente guay como para que no me gusten los últimos discos de Arcade Fire, Franz Ferdinand o Artic Monkeys, o quiza no soy lo sufientemente guay para decir que los conciertos de U2 son una mierda, o que Bon Jovi es el peor artista de la actualidad. Tema a parte.

600 kilometros me hice en 8 horas para asistir al concierto de Arcade Fire a Madrid. Para mi, el concierto mas esperado del año, y no iba a perdermelo. The Surburs, su tercer trabajo, también uno de los mas esperados, es un gran disco. Ya hablé de el con anterioridad. No llega a la altura de Funeral, claro esta, pero es que casi ningún disco de la historia llega a esa altura, y menos en una era en la que la piratería permite que conozcamos miles de grupos. Tampoco llega a la altura de Neon bible, su segundo álbum, pero es un buen disco. Se disfruta mucho de su atmósfera independiente, de la que me atrevería ha decir que esta mas presente incluso que en Funeral, donde los ooooooo, uuuuuuuu y demas cánticos colectivos estan presentes en cada canción. Y sin embargo ahora los críticos se quejan de que tanta honomatopeya estropea el recital de los canadienses. Cierto es que el Palacio de los Deportes no es el mejor sitio para escuhcar música, pero para estas escarmentadas sensaciones solo hay un remedio: ir a las primeras filas, donde los altavoces estan lo sufientemente cerca para no tener que arrepentirte. Esto no justifica nada, 40 euros por 18000 personas deberían ser razones suficientes para garantizar una buena sonoridad, pero amigos, muchos recintos no dan para mas, y en la sala Mozart solo caben 2000, y no se puede fumar porros ni beber cerceza. Asi que yo, fiel a mis principios continuo en las primeras filas, aunque esta vez el llenazo hasta la bandera llego a agobiar un poco. Vamos al concierto.

1 hora 30 minutos de imparables hits ponen patas arriba el recinto. Ready to start abre la noche, y 8 músicos con un sin fín de instrumentos aparecen en escena con una derrochadora energia de exceso y diversión. El escenario simple, no necesitan mas, una foto de dos autovias cruzadas, un foco de estadio de fútbol enorme y una pantalla gigante a modo de cartel publicitario. Tras el mejor tema de The Surburs, suena Mont of may, también del nuevo, Neigborhood 2, del primero, y No cars go, de Neon bible, en lo que fué la muestra evidente de a que venía el grupo, a demostrar su potencial de rock and roll, su capacidad para hacer bailar a todo Dios sea quien sea. Esta fue de lo mejor de la noche, con curiososas imágenes superpuestas de unas nadadoras bastantes años atrás. Pese a la simpleza del escenario, el adecuado diseño del setlist y sus imagenes proyectadas dotan al show de un interés oculto, un independentismo que la banda lleva grabado a fuego pese a su mas que merecida popularidad. Le pique esto a quien le pique. Ah!! que hablabamos del concierto. Win Butler, líder del grupo, cuando coge la guitarra es capaz de rockandrolear como pocos. Pero después de este repertorio de intenso rock, turno para Régine Chassagne, la otra parte del matrimonio Butler, que con su imagen y sus contorneantes bailes, desprende un pop épico de altura, donde deja de sonar ligeramente el bullicio del público, posiblemente ante la imposibilidad de alcnzar un registro vocal asi, para dejar caer sus babas ante tanta delicadeza, en momentos, recordando incluso a Bjork. Dos temas fueron suficientes para enamorar al pabellón, y dejar de nuevo turno al gigantón de su marido. Los temas mas relevantes de The Surburs fueron cayendo uno tras otro, pero lógicamente lo mas aclamado fué las piezas de Funeral. Mención especial para Rococo, que me parece horrible en su versión de estudio, y que fieles a sus principios los canadienses la tocan con una intensidad contagiosa, haciendo del tema uno de los momentos de la noche. Esto es personalidad amigos. Curiosa sensación esta. Sin embargo lo mejor estaba por llegar. Una traca final antes del bis, Neighborhood #1 (Tunnels), Keep the Car Running,We Used to Wait,Neighborhood #3 (Power Out), para mi lo mejor de la noche, y Rebellion (Lies). Y a descansar, demasiada traca para asimilarla junta. La vuelta al escenario se desarrolla bajo Intervention, que a mi personalmente no me gusta, y como no, una despedida a lo grande con Wake up, donde la gente acaba dándolo todo, literalmente.

Escaso tiempo se hace para el mejor rock and roll de la actualidad. Un nuevo concepto musical donde 8 tios/as tocan sin descanso, se intercambian instrumentos, mezclan percusiones, teclados, guitarras y violines hasta la mas pura épica. Probablemente el mejor grupo de indie folk que se puede ver en la actualidad. Aclamados por David Bowie, Coldplay o U2, Arcade Fire son fieles a su estilo, fieles a ofrecer intensas obras de arte a modo de directo, y pese a quien le pese, con un sin fín de trayazos rock interpretados como Dios manda. Arcade Fire ha tocado el cielo, el cielo de los grandes recintos, donde deben sonar estos hits hasta el infinito o mas allá. Fuí, vi el concierto y me volví, madrugando ese dia y teniendo que madrugar depués, pero amigos, un vendabal asi no se ve todos los dias. Arcade Fire ya ha escrito con letras de oro su estilo y caracter independiente en la historia del Rock and Roll.

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