No solo The Strokes, de los que ya hablare de su nuevo Angles cuando lo haya escuhado 3 millones de veces, han decidio hacerse los británicos desde USA. The Drums, que ya triunfaron el año pasado con su álbum The Drums, me han tenido encandilado desde entonces. No habia escrito sobre ellos, por el miedo a la fácil seducción de los 3 poderosos y divertidos primeros singles con los que se presentaron. Demasiado redondos para hechizar a cualquiera, un ejercicio de hippy new wave cristalino, encantador, y cautivador. Un diez para ellos. Tras un año de escuchas ese encanto se ha extendido a todo el álbum. Quizá en ocasiones necesitas un año para entender el concepto de un álbum, y la simpleza con la que su música entra en el cuerpo, me tenia en la cuerda floja sobre si metería la pata ante ese sonido saturado de modernez. Sin embargo no se han convertido en el supergrupo que yo quiero defender en estas lineas. Similares a Primal Scream, y con arranques de Arctic Monkeys descafeinados, pantalones pitillo y gafapastas, The Drums han creado un disco que supera el notable, que se mantiene en el tiempo, y que en un futuro no muy lejano, a vistas de su nuevo trabajo, deberá confirmales como lo que son, un grupo de referencia en el indie internacional, un britcocktel muy recomendable.
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