
No me atreví con
The Resistance. No me atreví ha hacer una crítica del nuevo álbum de Muse. Lo reconozco. Hay discos y discos, pero algunos necesitan ser asimilados para llegar a
comprenderlos. Ahora empiezo a comprender ese
Resistance, casi un año después, y he de decir que me gusta. Pero no puedo fallar dos veces. Tengo que mojarme con
Plastic Beach, el tercer álbum de
Gorillaz. Como todo el mundo sabe
Gorillaz es un proyecto virtual que el
ex lider de
Blur se sacó de la manga poniendo cara bajo los dibujos fabulosos del
Hewlett, un
duo que irrumpió en el año 2001 para criticar la actual escena musical. Sus
videoclips, su
artwork, sus apariciones
mediáticas y sus peripecias en
internet completan el
puzle conceptual que proponen
Albarn y sus socios,
configurando la presencia de una banda que habita, por encima de todo, en nuestra mente. Esto ya es bastante raro. Sin embargo ese disco
debut gustó a todo el mundo, incluso creo recordar que ha vendido bastantes mas copias que algunos
álbunes de
Blur. Después publicaron
Demon Days, en 2005, bastante mas oscuro pero con la misma fórmula. El resultado los consagró en lo mas alto del
mainstream muscial. Ahora esa oscuridad se ha convertido en color para superar la
dificil prueba del tercer álbum. Con
Plastic Beach,
Gorillaz son más sinceros que nunca, haciendo hincapié (y de forma felizmente orgullosa) en su lado más artificial y
serializado, estableciendo una vez más mediante su propio ejemplo una crítica y a la vez burla a la actualidad musical y
mediática dominante en general. Tras una genial
intro, el colorido musical fluye de forma
deliberadamente artificial con el
elaboradísimo minimalismo que caracteriza el proyecto. A lo largo de los 16 temas una mezcla de
rock,
pop, electrónica y
hip-
hop al servicio del absurdo, la indiferencia ante la realidad (y el disfrute de todo lo que ello conlleva)
Gorillaz van desgranando un álbum
vanguardista, complejo y trabajado. La producción vuelve a ser exquisita, la
movilización de Sinfonía
ViVA y de la Orquesta Nacional
Libanesa para Música Arábiga desempeña un papel crucial en “
Plastic Beach”, dotándolo de una riqueza instrumental hasta entonces inédita en las anteriores
publicaciones de la banda. El genial trabajo de
Little Dragon, la impagable aparición de
Lou Reed y en especial la aparición de
raperos como
Snoop Dog,
Kano o el ya habitual
Mos Def dan al disco un carácter
hip-
hop más fuertemente marcado que en sus predecesores, combinado de forma convincentemente natural con una
ambientación electro-
tecno que puede llegar a resultar
vintage en algunos momentos.
Puede que
Gorillaz no existan realmente, que su música sea de plástico (como sus playas y peces) y que, en definitiva, su sonido sea un simpático
Frankenstein ensamblado puramente en sesiones de estudio, pero, ante todo, se muestran orgullosos de ello. Estos
dibujitos han querido sonar así, y ante la duda que levantan sus primeras escuchas, entre si esto es una paranoia musical, o una arriesgada apuesta
vanguardista, yo me quedo con la segunda. Este es un trabajo que sobresale de la normalidad, de lo cotidiano y de lo monótono, y sólo
Gorillaz sabe hacerlo de esta manera. Les daría un 7/10. Os invito a visitar en youtube el video single presentación Stylo, con Bruce Willis a la cabeza. No tiene ni un segundo de desperdicio.